La convivencia del gobierno López

El lehendakari Patxi López participó en el día del Euskera, tres días antes de viajar a Madrid a celebrar la Constitución española. Sus palabras, desde luego que no dejaron indiferente a nadie. Sobre todo, cuando habló de convivencia entre el euskera y el castellano.

Su discurso estuvo lleno, para no variar, de clásicos de la literatura socalista como convivencia, libertad y democracia, algo que ya redunda y aburre al personal, puesto que son conceptos que repite una y otra vez. Como si su discurso no fuera más allá.


"El imposible vencido", de Aita Larramendi, fue el elegido por López para hacer su particular manifiesto a favor del Euskara. Se presentó en la celda que durante 30 años habitó Aita Larramendi para coger el que se considera el primer manifiesto sobre la gramática del Euskara. Leyó un par de frases, y después hizo lo que más le gusta: demagogia.

Habla el lehendakari López sobre el fomento del Euskara con valores de democracia y libertad, cuando lo que en realidad está haciendo es ignorar una de las lenguas más antiguas del viejo continente. Ya lo hizo cuando decidió que Isabel Celaa ocupara la consejería de Educación. Esta designación levantó ampollas por viejas rencillas provocadas por un respeto más que nulo de esta mujer hacia la lengua navarrorum.

Por ello, en el día de hoy no queremos frivolizar ni irozinar. Podríamos hacerlo, pero el Euskara no se lo merece. Merece seguir siendo impulsado para que se hable en todos los ámbitos de lo público y lo privado, y no pisado una y otra vez, privando en muchos casos a quienes lo utilizan como primera lengua no permitiéndoles usarlo.

Si el estatuto que tanto defiende el señor López está para cumplirlo, habrá que cumplirlo en su totalidad. Es decir, si una persona tiene el derecho de poder utilizar tanto el castellano como el euskara por ser las dos lenguas oficiales, habrá que fomentar la convivencia - otra palabra de esas que tanto le gustan al lehendakari López - entre las dos lenguas, y no utilizarlas mediática y políticamente según le convengan.

Por cierto, una buena manera de aprenderlo puede ser sentado en su sofá mientras escucha música en su Ipod. Sólo por comentar.