La doble premisa del gobierno López
Continúan las declaraciones altisonantes sobre las bondades y los logros conseguidos por el actual Gobierno Vasco. Los socialistas, además de no tener abuela para que les eche piropos, continúan empecinados en despejar el balón y desviar la atención de los ciudadanos y ciudadanas.
Por si no hubieran tenido el suficiente trato mediático este fin de semana, el portavoz de la bancada socialista, Jose Antonio Pastor, asegura ahora que el "cambio" tiene que asentarse con "suavidad". Eso es lo que hemos podido leer en el día de hoy en los periódicos. Pues bien, con suavidad no sé, pero a golpe de imposición y sin tener en cuenta a la mayoría de la sociedad vasca sí.
Y es que con todas las declaraciones que escuchamos de los mandamases del PSOE cada vez queda más en evidencia la doble premisa en la que vive el Gobierno Vasco de Patxi López. Forest Gump dijo en su día que la vida era como una caja de bombones, ya que nunca sabes lo que te puede tocar. Pues bien, para el Gobierno López gobernar en Euskadi es como una partida de Risk: primero coloco la banderita - española por supuesto - y luego, si no estoy ocupado con meterme con los demás para desviar la atención, trato de hacer algo útil por Euskadi.
Ahí está la doble premisa, que viene a confirmar toda la teoría que hemos venido manejando desde que esta página se puso en marcha: primero destruir todo lo anterior y luego si me acuerdo hacer algo por este país. Por eso, cuando el portavoz parlamentario del PSOE, Jose Antonio Pastor, y ferviente defensor del Gobierno Vasco, dice que "el cambio tiene que asentarse poco a poco, con suavidad, sin romper los cristales" poca memoria le queda.
Sí, anda algo escaso el hombre de recuerdos, ya que lo primero que buscó el Gobierno López nada más ser invesitido fue desprestigiar a los anteriores ejecutivos. No se encargó de poner en marcha su programa electoral, sino de destruir todo lo que se había hecho hasta ahora. Y a las noticias aparecidas en los medios nos remitimos: primero aseguraron que Ibarretxe había dejado un agujero enorme en las arcas del Gobierno Vasco, sabiendo que mentían; después vino todo el verano cargado de disturbios a cuenta de las pancartas y carteles; más tarde, la imposición de banderas españolas en todos los edificios públicos a pesar de que las corporaciones municipales o parlamentos forales se declararan en contra; después, llegó el momento de retirar las ikurriñas de los buzos de la Ertzantza...
Podríamos continuar enumerando todas las acciones de destrucción que han llevado a cabo desde que llegaron al poder. Por ello, señor Pastor, no es muy responsable por su parte decir que el cambio tiene que asentarse poco a poco, sin romper los cristales. Los cristales ya están rotos y la herida que han llegado a producir en la sociedad vasca es bastante profunda.
Por cierto, aunque el PNV y la mayoría del nacionalismo vasco volviera a "sus orígenes, a la Euskadi Rural de donde salió", seguramente seguirían siendo más y no se ampararían en leyes completamente antidemocráticas, para poner sus banderitas en los territorios que le faltan por conquistar para destruir todo lo construido hasta ahora.
Un consejo: guarde el Risk y dedíquese a trabajar por el bienestar de los ciudadanos, ya que hasta el momento poco o nada han hecho, puesto que han estado muy ocupados jugando a ser un arma de destrucción masiva.
Por si no hubieran tenido el suficiente trato mediático este fin de semana, el portavoz de la bancada socialista, Jose Antonio Pastor, asegura ahora que el "cambio" tiene que asentarse con "suavidad". Eso es lo que hemos podido leer en el día de hoy en los periódicos. Pues bien, con suavidad no sé, pero a golpe de imposición y sin tener en cuenta a la mayoría de la sociedad vasca sí.
Y es que con todas las declaraciones que escuchamos de los mandamases del PSOE cada vez queda más en evidencia la doble premisa en la que vive el Gobierno Vasco de Patxi López. Forest Gump dijo en su día que la vida era como una caja de bombones, ya que nunca sabes lo que te puede tocar. Pues bien, para el Gobierno López gobernar en Euskadi es como una partida de Risk: primero coloco la banderita - española por supuesto - y luego, si no estoy ocupado con meterme con los demás para desviar la atención, trato de hacer algo útil por Euskadi.
Ahí está la doble premisa, que viene a confirmar toda la teoría que hemos venido manejando desde que esta página se puso en marcha: primero destruir todo lo anterior y luego si me acuerdo hacer algo por este país. Por eso, cuando el portavoz parlamentario del PSOE, Jose Antonio Pastor, y ferviente defensor del Gobierno Vasco, dice que "el cambio tiene que asentarse poco a poco, con suavidad, sin romper los cristales" poca memoria le queda.
Sí, anda algo escaso el hombre de recuerdos, ya que lo primero que buscó el Gobierno López nada más ser invesitido fue desprestigiar a los anteriores ejecutivos. No se encargó de poner en marcha su programa electoral, sino de destruir todo lo que se había hecho hasta ahora. Y a las noticias aparecidas en los medios nos remitimos: primero aseguraron que Ibarretxe había dejado un agujero enorme en las arcas del Gobierno Vasco, sabiendo que mentían; después vino todo el verano cargado de disturbios a cuenta de las pancartas y carteles; más tarde, la imposición de banderas españolas en todos los edificios públicos a pesar de que las corporaciones municipales o parlamentos forales se declararan en contra; después, llegó el momento de retirar las ikurriñas de los buzos de la Ertzantza...
Podríamos continuar enumerando todas las acciones de destrucción que han llevado a cabo desde que llegaron al poder. Por ello, señor Pastor, no es muy responsable por su parte decir que el cambio tiene que asentarse poco a poco, sin romper los cristales. Los cristales ya están rotos y la herida que han llegado a producir en la sociedad vasca es bastante profunda.
Por cierto, aunque el PNV y la mayoría del nacionalismo vasco volviera a "sus orígenes, a la Euskadi Rural de donde salió", seguramente seguirían siendo más y no se ampararían en leyes completamente antidemocráticas, para poner sus banderitas en los territorios que le faltan por conquistar para destruir todo lo construido hasta ahora.
Un consejo: guarde el Risk y dedíquese a trabajar por el bienestar de los ciudadanos, ya que hasta el momento poco o nada han hecho, puesto que han estado muy ocupados jugando a ser un arma de destrucción masiva.
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